LICEO DE PIRIÁPOLIS “JOSÉ LUIS INVERNIZZI”
EL PROCESO FUNDACIONAL
(1958-1963)
“…debo afirmar que el Liceo de Piriápolis desde su gestión hasta su nacimiento, y posterior desarrollo, contó siempre con el calor y el apoyo de toda la población de Piriápolis, llevando por ello con tal justicia el honroso nombre de Liceo Popular”.
Dr. Héctor Barrios. Primer Director.
Piriápolis busca su liceo
Desde 1945 Pan de Azúcar tenía su liceo. Pero Piriápolis no. Los jóvenes que querían seguir estudiando luego de la escuela debían viajar en ómnibus hasta el Liceo de Pan de Azúcar “Álvaro Figueredo”.
Más de cien alumnos de 1ro. a 4to. iban amontonados en los ómnibus de la empresa Fontes, en vehículos muy antiguos, lentos y con problemas de frenos. Muchos jóvenes no podían pagar los costos que implicaba viajar de lunes de sábado. Otros jóvenes, especialmente las chicas, no iban porque sus familias no permitían dejarlos viajar tan lejos y fuera de su vigilancia durante tantas horas.
En octubre de 1957 cientos de vecinos de Piriápolis se plantearon la posibilidad de que los jóvenes de esta ciudad pudieran estudiar aquí. En una masiva asamblea realizada en la Escuela 52, los vecinos eligieron una Comisión Pro-Liceo, integrada por las personas más respetadas de la comunidad, muchos de ellos profesionales y comerciantes. Su presidente era el Químico Farmaceútico Bolívar Machado, acompañado por Héctor Barrios, Victorio Pregliasco, Elbio Goicoechea, el Sr. Furtiá, Jorge Sacalidis, Salvador Silva, García Moreno, José González Gastellú y Oscar Servetto. En una época en que a la mujer se le dificultaba participar en la vida pública, la Secretaría estaba a cargo de Edda Barbosa de Loinaz, acompañada por Libia Marroche de Kemblert (Directora de la Escuela Nro.52) y Cora Trabucchi de Gava.
La Comisión viajó a Pan de Azúcar para hablar con las autoridades de su liceo. Fueron con la idea original de hacer en Piriápolis un Anexo del Liceo de Pan de Azúcar. Pero se les dijo que “de ninguna manera”, que por la distancia, no se justificaba un liceo en Piriápolis.
Fue ahí que la Comisión y la gente de esta ciudad decidieron llevar adelante un proyecto más ambicioso: crear el LICEO DE PIRIÁPOLIS.
Esta Comisión trabajó dura y entusiastamente, acompañada por una Comisión de Damas que organizaba actos benéficos, solventando todos los gastos vinculados con el alquiler de un local, las necesidades de infraestructura y los materiales para los alumnos.
Luego de varios meses, y sin la Habilitación (Autorización) de Enseñanza Secundaria, pero con el apoyo de la gente de Piriápolis, en marzo de 1958 nacería este liceo.
El Liceo Popular
El 17 de marzo de 1958 nuestro liceo se inaugura, en el local provisorio de la Escuela Pública Nº 52 “Elena Marroche de Mussio”, con el merecido nombre de “Liceo Popular”. Luego de esperar varios días para completar varios arreglos, nos mudamos al antiguo Hotel Astoria (actual local municipal en la Avenida Piria), que pertenecía a la familia Silva.
El Director, electo unánimemente por la gente, fue el Dr. Héctor Barrios, reconocido médico de la ciudad, quién lideró otros proyectos colectivos como la Políclínica, la ampliación del Club de Bochas, etc. El primer secretario fue el Mtro. Hugo Pérez, auxiliado por Estela Larralde y Eva Sosa (encargada de Biblioteca, luego a cargo de Margot Bernasconi). Meses después –y durante todos los años del Liceo Popular-, la secretaría estuvo a cargo de Estela Larralde.
El cuerpo de profesores no era titulado: estaba integrado por profesionales, maestros y militares de la zona, que ofrecían generosamente su conocimiento para llevar adelante el liceo. El Director, como todos sus profesores, trabajaron gratuitamente durante cuatro años, dejando de lado horas de su vida personal y familiar.
Comenzamos con treinta y tres alumnos, de 1er. y 2do. año, quienes también decidieron arriesgarse a participar en esta aventura de estudiar en un liceo que no se sabía si Enseñanza Secundaria lo iba a habilitar, debiendo aceptar las limitaciones materiales que implicaba.
Por cinco años fuimos un liceo sin casa propia. Eramos un liceo ambulante: estuvimos en la Escuela 52 unos días, luego pasamos al Hotel Astoria. Durante unos años alquilamos casas particulares: mucho tiempo en el Chalet de las Ventanas Verdes (antigua Prefectura) en la Avenida de Mayo, en 1962 volvimos a la Escuela 52,en invierno nos mudamos a la Colonia de Vacaciones, luego retornamos a la Escuela 52, y finalmente estuvimos en la Casa de la Familia Acosta (en la calle Chacabuco).
Esos años periódicamente recibíamos de Enseñanza Secundaria inspecciones generales, administrativas y por asignaturas para ganar primero la Habilitación y luego la Oficialización. El año 1958 se cierra positivamente el 15 de noviembre con el título de Liceo Habilitado. Las inspecciones visitaron también el terreno, que luego pasaría en forma definitiva de Catastro a Enseñanza Secundaria, sobre el cual se pensaba levantar el edificio definitivo, el cual hoy disfrutamos.
En 1959 el liceo se consolidaba con mayor firmeza, demostrando además un profundo sentido humanitario de la población, cuando profesores y alumnos enviaron a la Cruz Roja Uruguaya ropa, medicamentos, alimentos y gran cantidad de dinero en efectivo para las inundaciones que agitaron en el mes de abril a nuestro país.
Con la Habilitación, el Liceo Popular siguió creciendo. Pero la Habilitación significaba que todavía su mantenimiento estaba a cargo del pueblo de Piriápolis. Sus docentes siguieron trabajando honorariamente, y las comisiones siguieron juntando fondos para pagar todo lo que se necesitaba: materiales de Física, Biología y Química, mapas, libros, bancos, pizarrones, gastos administrativos, y el escaso salario cobrado por el personal administrativo y de servicio.
El Liceo de Piriápolis y su “Casa Propia”
Ahora la lucha era por la Oficialización (es decir, que el liceo quedara a cargo del Estado). El 2 de marzo de 1962, Enseñanza Secundaria se hace cargo de este liceo, con el nombre de “Liceo de Piriápolis”. Su primer Director Oficial fue Damián Gurri, docente proveniente de Colonia, muy estimado por las autoridades educativas y que obtuvo el cargo por concurso. Tras su llegada en octubre de 1962, culminaría la siguiente etapa: la casa propia.
Los profesores y el personal ahora pasaron a depender y recibir sus justos honorarios de Enseñanza Secundaria. Y aunque por cuatro años no cobraron nada, debieron realizar un concurso para ganarse el puesto, compitiendo con otros docentes del país.
Con el apoyo de la Comisión Pro-Liceo y de quién le traspasó el mando, el Dr. Héctor Barrios, Gurri logra el traspaso de un terreno de Catastro para Enseñanza Secundaria, donde en 1963 se construye en sólo siete meses nuestro actual liceo.
Los planos y la obra fueron realizados por la arquitecta Emilia Alperovich, quien, siguiendo el espíritu del Liceo Popular, trabajó gratuitamente, al igual que su esposo, José Luis Invernizzi, quién colaboró haciendo los cálculos y dirigiendo las obras de construcción (además fue profesor de matemáticas en los comienzos del “Liceo Popular”).
De esta forma terminaba una historia que había comenzado a finales de 1957, donde un grupo de personas dejó un legado que hoy sigue siendo una de las principales instituciones educativas y culturales de esta zona.
Prof. Gastón Goicoechea Pérez