jueves, 22 de marzo de 2018

Festejamos nuestro 60 Aniversario

El viernes 16 de marzo celebramos el 60° Aniversario de nuestro querido liceo como una gran fiesta de la comunidad.

La fiesta -porque no fue un acto protocolar, sino toda una fiesta- tuvo lugar en la Plaza Artigas, y contó con la presencia de las distintas fuerzas vivas de la comunidad, ex directores, ex profesores, ex alumnos e instituciones educativas liceos de la zona, así como autoridades del CES.

Esta celebración es la primera actividad de las que se irán desarrollando a lo largo de todo el año el marco de los festejos conmemorativos.

La primera secretaria del liceo, Sra. Estela Larralde, y la Sra. Dina Ricco, alumna de la primera generación de estudiantes, recordaron a algunos personajes clave en nuestra historia y contaron sus vivencias como pioneras en nuestra institución. Asimismo tuvo la palabra Victoria Barrios, nieta del Dr. Héctor Barrios y actual alumna, que contó su experiencia como alumna del liceo que su abuelo fundó.


Representantes de la Comisión de APAL también hicieron un reconocimiento al liceo, y animaron a los padres a sumarse al esfuerzo de colaborar con la institución.  Y por último, nuestro Director, Prof. Hugo Estrán, hizo un recorrido por la historia del liceo, desde sus inicios como Liceo Popular de Piriápolis, a la institución que es hoy.



La Actuación de la Orquesta Municipal, a cargo del Maestro Alejandro Gorbea, animó la ceremonia y la convirtió en una verdadera fiesta.

Recibimos varios obsequios de diferentes actores e instituciones educativas, así como los saludos del Presidente del CODICEN, Prof. Wilson Netto, y la Directora General del CES, Prof. Celsa Puente, así como de varios Consejeros.

Un momento muy emocionante fue cuando un avión de la Base Aeronaval N° 2 “Capitán Carlos A. Curbelo” de Laguna del Sauce, pasó en vuelo raso por sobre la plaza, como un vibrante saludo  y testimonio del vínculo histórico entre la Base Aeronaval y la fundación de nuestro liceo. Muchos de nuestros primeros profesores fueron pilotos de la base, y amigos personales de su fundador, el Dr. Héctor Barrios.

El Capitán de Fragata Nicolás Sanguinetti, exalumno del Liceo y director de la Escuela de Aviación Naval, piloteó un Beechcraft T 34 Charlie Turbo Mentor, avión de instrucción aeronaval. El vuelo fue coordinado por el Comandante de Aviación Naval, Capitán de Navío Pablo Martínez. Nuestro afectivo agradecimiento a ambos, y a toda la Base Aeronaval que nos ha acompañado en nuestra historia.


Tres palabras quedan para expresar lo que se ha vivido, en la ceremonia y en nuestra historia: agradecimiento, compromiso y proyección!!!



Palabras de nuestro Director, Prof. Hugo Estrán

El Liceo de Piriápolis “José Luis Invernizzi”, es sin lugar a dudas una de las instituciones más importantes de la comunidad local, materialmente en cuanto a la infraestructura y la dimensión del estudiantado que concurre, como por su trascendencia educativa y cultural.

En difíciles momentos como el actual, en que las inquietudes por formar un segundo liceo en Piriápolis son cada vez mayores, y más urgentes, creemos oportuno conmemorar el aniversario de esta institución, recordando sus orígenes, una historia realmente épica, como pocos del país tiene, una historia en la que hace 60 años los hombres y mujeres de nuestra comunidad decidieron ser protagonistas de su destino, cuando el 17 de marzo de 1958, y con el nombre de LICEO POPULAR, el Liceo de Piriápolis formó parte de una selecta constelación de liceos con raíces populares democráticas.

Todo comenzó el año anterior, cuando una nutrida asamblea de vecinos se reunió, preocupada porque un centenar de jóvenes piriapolenses debían viajar a Pan de Azúcar diariamente para poder continuar sus estudios secundarios, en tanto otros, por razones económicas, de seguridad, e incluso morales, no podían viajar para realizar su etapa liceal.

Fue así que se eligió una comisión proliceo, que viajó hasta nuestra vecina ciudad con el fin original de hacer un anexo del Liceo Pan de Azúcar. Las dificultades e inconvenientes que surgieron no amedrentaron a los piriapolenses, y en la convicción de querer dejarle un futuro mejor a sus hijos y nietos, decidieron emprender lo que parecía una quijotesca aventura: impulsar un liceo propio, es decir, un liceo de Piriápolis, para los piriapolenses, y sostenido por los piriapolenses.

Las raíces democráticas y republicanas que conserva esta institución estuvieron desde el inicio, cuando nuestro primer Director fue electo por voluntad popular entre una asamblea de 400 vecinos. Se trataba del Dr. Héctor Barrios, reconocido médico de la zona, en cuya personalidad bonachona, emprendedora y carismática encarnó la novel institución su espíritu popular, en el convencimiento de que “así como por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”, como alguna vez dijo.

Nuestros primeros profesores, y el propio director, por cuatro años trabajaron de forma honoraria. Hiciera calor, estuviera frío o lloviendo, allí estaban puntualmente. No eran docentes titulados, sino vecinos de la zona que ofrecieron generosamente su conocimiento profesional, entre ellos maestros, ingenieros, químicos farmacéuticos, artistas y bachilleres, así como militares y aviadores navales de las bases.

Los recursos para conseguir material didáctico y pagar los costos del liceo, junto con todo lo necesario para el funcionamiento normal de una institución educativa (papelería, copias mimeografiadas, bancos, libros, mesas, pizarrones, instrumental de laboratorio, etc) se obtenía mediante fondos populares, conseguidos con el trabajo de la Comisión presidida por el Quím. Farm. Bolívar Machado, por la Subcomisión de Damas y por APAL, buscando donaciones y realizando actividades para obtener fondos.

Así nació el Liceo Popular. Modestamente. Empezando en 1958 con un primer y segundo año, aunque cada año los cursos, y los alumnos, fueron creciendo, orgullosos todos de la épica que representaba su uniforme y su escudo bordado con la L y la P. Y como simbolizando este verdadero espíritu de Cruzada, los primeros alumnos inscriptos sumaron treinta y tres, los “Treinta y Tres Orientales” como bien pronto el Dr. Héctor Barrios los bautizó.

Fueron cinco años heroicos, superando día a día los obstáculos materiales que fueron surgiendo. Cinco años en que fuimos un liceo ambulante, que abrió sus puertas provisoriamente en el escuela 52, luego se mudó al entonces Hotel Astoria en Piria y Chacabuco, para luego estar algunos años en el Chalet Bonilla o Chalet de las Ventanas Verdes, sobre la Avenida de Mayo. Tiempo después el liceo funcionó en la Colonia Escolar, y retornó a la Escuela 52, hasta pasar por la casa de la familia Acosta, sobre la calle Uruguay.

En 1963, de la mano del matrimonio formado por la arquitecta Emilia Milka Alperovich y el artista y constructor José Luis Tola Invernizzi, y siguiendo el espíritu del Liceo Popular, trabajaron de forma honoraria para levantar el actual edificio.

Un año antes ya se había logrado la Oficialización del liceo, asumiendo el Dr. Damián Gurri como primer director oficial del Liceo de Piriápolis, con quien se inició otra etapa, oficial y estatal, pero no menos ejemplar que la anterior. Porque por una década fuimos parte del Plan 63, una experiencia piloto que implicó una revolución educativa para los alumnos que la vivieron , y que hizo de este liceo una institución modelo en todo el país.

Luego, durante la dirección de Marta Fresco, y luego del maestro Omar Delfante, se vinieron los duros tiempos de la crisis y la polarización del país, ellos, al igual que los docentes y alumnos, encauzaron la conducción del liceo conservando el espíritu igualitario y de compañerismo que este liceo había guardado desde los tiempos del Liceo Popular, aislándolo de la tormenta política que asolaba a la República. Poco tiempo después, ya durante la caída de las instituciones, debió asumir responsabilidades similares la directora Edda Barboza, quien también logró llevar adelante el liceo y lograr que el alumnado conservara la unidad, la amistad y el compañerismo a pesar de los duros tiempos que se vivían, en tanto el liceo festejaba haber logrado efectivamente contar con los seis años completos de Educación Secundaria.

Los primeros años de retorno de la institucionalidad democrática fueron los del director Eduardo Laens, una época en el que se dio impulso a un nuevo movimiento popular, formado en su mayoría por exalumnos, que agradecidos por el legado dejado por este liceo, su liceo, y nuestro liceo, llevó adelante la gesta que culminó en la construcción de la planta alta.

Los años fueron pasando, y nuevos directores, otros docentes, y más y más alumnos, siguieron con el legado igualitario, popular y republicano dejado por sus pares de esa generación pionera de 1958, que decidió hacerse dueña de su destino, haciendo realidad aquellas palabras de Artigas: “Nada podemos esperar sino de nosotros mismos”.

Recordemoslas. Y aprendamos de esos hombres y mujeres que las hicieron realidad para dejar un legado que hoy es de Piriápolis todo.

Agradecemos a la Junta Local de Piriápolis, Dirección de Cultura de la IMM y Vivero “El Chajá” por su colaboración con nuestros festejos.