Hoy, 5 de junio, es el Día Mundial del Medio Ambiente y es por este enorme desequilibrio y los efectos devastadores que esto tiene para el medio ambiente, que el tema de este año es:
El objetivo de este año es animarnos a reducir nuestra huella alimentaria y a darnos cuenta del impacto medio ambiental de nuestras decisiones. La idea es que nos demos cuenta de cómo algunas de nuestras decisiones reducen el volumen de desperdicio, ahorran dinero y disminuyen el impacto medio ambiental de la producción de alimentos.
Si desperdiciamos comida, significa que todos los recursos empleados para producirla, también se desperdician.
O sea, si para producir un litro de leche se gastan mil litros de agua o para cosechar una lechuga se necesitan cien, entonces, no solo estamos desperdiciando la leche o la lechuga que tiramos, sino toda esa agua, más toda la energía de su procesamiento, todas las emisiones de gas que se liberan en su transporte al mercado y toda la electricidad que requiere su almacenamiento. Todo eso también se despilfarra.
Además, los alimentos en descomposición en los basureros generan grandes cantidades de emisiones de metano, un poderoso gas de efecto invernadero, mientras que la pérdida de bosques para dedicar la tierra a la ganadería y a la producción de alimentos contribuye al calentamiento global.
De hecho, la producción global de alimentos ocupa un 25% de la superficie habitable, un 70% de consumo de agua, un 80% de deforestación y un 30% de gases. Es una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo.
¿Qué podemos hacer para cambiar esto?
Desde la producción, el transporte y el almacenamiento hasta las ventas y el consumo, se debe dejar de despilfarrar alimentos en cada momento. Cada uno debe replantearse sus hábitos alimentarios para influir en toda la cadena alimentaria. Esta es la forma de sentar las bases de una mayor sostenibilidad y este es el mensaje de la UNESCO en este Día Mundial del Medio Ambiente.
Debemos elegir alimentos cuyo impacto al medio ambiente sea menor, por ejemplo la comida orgánica apenas usa productos químicos. Consumir productos frescos que requieren menos tiempo de almacenamiento en frío, y comprar en mercados locales donde el transporte no es necesario o es menor y por lo tanto, no ha supuesto tantas emisiones de gas.
Y una vez comprados, ¡aprovecharlos! No tirar comida que aún está en condiciones solo porque no nos gusta o estamos aburridos de comer siempre lo mismo: los alimentos se pueden procesar de formas distintas. ¡Es divertido cocinar!
Piensa. Aliméntate. Ahorra.
Fuentes:
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
Piensa.Alimentate.Ahorra.