martes, 18 de junio de 2013

La escuela de los animales

Cuenta una historia que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que serían impartidas durante el curso.

El pájaro insistió que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, que la natación fuera también incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de la escuela.

Y así siguieron los demás animales. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas; era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.

Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de estudios. Al principio, el conejo salió magníficamente en la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él. Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo intentó aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y volara; el conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y además, no pudo seguir corriendo como antes.

Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como un topo, pero claro, no lo consiguió. Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acabó rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo. La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela fue un fracaso y tuvo que cerrar sus puertas.

¿Por qué creen que fracasó la Escuela de la Selva? ¿Cuál es la moraleja de la historia?


¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y también sus debilidades. Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un pez.

No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo único que conseguiremos con eso es que sufran por no lograr hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.

Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que sea ni mejor ni peor. Es apenas alguien diferente a quien debemos respetar.

Actividades:
1- Lectura del cuento.
2- Discusión sobre el fracaso de la escuela.
3- Reconocimiento de los valores presentes en el texto; trabajo en grupos.
4- Entrega de tarjetitas con diferentes valores/antivalores para que los estudiantes elijan aquellos que aparecen en el texto y fundamenten.
5- Entrega de fotocopia de manitos: “Soy bueno/a para…” Completan, decoran y luego exponemos.