La consigna de la prueba consistía en que los chicos integraran una imagen dada por la profesora en una composición final que dependía de la interpretación de cada estudiante. La misma podía ser circular, cuadrada o rectangular, así como abstracta o figurativa: un rostro, un paisaje... daba igual, lo importante era que se lograra una composición equilibrada que integrara totalmente la imagen original.
Los alumnos podían utilizar todo lo experimentado hasta el momento en cuanto a posibilidades expresivas: punto, línea, mancha, claroscuro, color, texturas, etc. y además integrar diferentes técnicas trabajadas: lápices de colores, biromes, fibras, collage, etc.
Realmente, los resultados fueron estupendos,
¡felicitaciones a los estudiantes y a la profesora!!!